Artista: Maui
Lugar: Sala Margarita Xirgu ( C/ Jardines 3, Madrid)
Fecha: 9 abril 2016
El pasado sábado 9 de abril Maui se presentaba en el ciclo CantautorCanta de CCOO en Alcalá de Henares, concretamente en la Sala Margarita Xirgu. El concierto fue presentado por el crítico musical Fernando González Lucini, personificación de la memoria, de su persistencia, y de la historia de la canción de autor. Tras unas bellas palabras de Fernando hacia la andaluza protagonista de la noche, Maui, y hacia su guitarrista Diego Guerrero, quedaba el escenario vacío y a la vez tan lleno de expectativas esperando a los artistas. El primero en subir a llenar y cumplir expectativas era el maravilloso, este adjetivo no lo pongo yo sino que lo establece el intento de resumir el talento que derrochó con las seis cuerdas, Diego Guerrero. Tras una pequeña ntro musical flamenca apareció en escena Maui. En aquel momento el escenario de la Sala Margarita Xirgu se convirtió en una escena surrealista en elementos: el traje lleno de colorido de Maui, su sombrero increíble repleto de objetos y fantasías, y sobre todo la voz, el arte, la forma de cantar que estaban por encima de la realidad creando, sobre el escenario de la Sala Margarita Xirgu, un nuevo mundo inimaginable.
Maui sorprende en su puesta en escena, indudablemente por su indumentaria tan particular, pero también porque tiene un gran carisma y una personalidad muy especial sobre el escenario. Además de su arte al cantar, con esa voz y la maravillosa guitarra flamenca de Diego Guerrero, Maui también tiene mucho arte a la hora de embaucar al público a través de gestos, desparpajo y mucho sentido del humor en las anécdotas que cuenta entre canción y canción. Y así, el pasado 9 de abril Maui me emocionó de sobremanera y me dejó completamente enganchado a su música, si acaso todavía no lo estaba suficientemente de tanto escuchar su disco Viaje interior. Maui me hizo viajar sin levantarme de la butaca, mis orejas y mis ojos estaban enfocados al escenario de la Sala Margarita Xirgu, pero mi mente estaba navegando en un mar en calma repleto de colores y brisas, llorando en un cielo desbocado un paisaje de Granada que se diluía lentamente en cada nota y en cada frase, buscando el equilibrio en la tradición del flamenco y de la copla y trastibillándose en cada canción que paraba el efímero y caprichoso tiempo.
Comenzaba el recital con Un ratito más, seguido del Tanguillo de la sardina que precedía a la primera canción del disco Viaje interior: De baldosas amarillas. Maui, natural de Utrera, contaba la historia de cuando de adolescente le decía a sus padres que quería el violoncello, porque era un instrumento que le había conquistado una vez que lo vió en la televisión, y se embarcó en un viaje, que duró una década, a la ciudad de la Alhambra para estudiar en el conservatorio. Maui, desprendida de desparpajo y naturalidad, hacía reír al público con sus anécdotas de la vida y de los mal follá de Granada, y relataba sus andanzas junto al Niño de las Almendras, un personaje de la ciudad que vió nacer al poeta García Lorca, que rezumaba arte e invitaba a cantar y a disfrutar de la juerga a la gente en su casa-cueva del Sacramonte. Maui, sentimental y agradecida, dedicaba una canción al Niño de las Almendras para que éste la escuchara desde su casa-cueva del cielo. Y como decía al principio de este texto Maui se acompañó del buen guitarrista Diego Guerrero, y tras algunas canciones era momento de presentar al magnífico músico y que disfrutara del aplauso merecido del respetable tan impresionado por las manos y las seis cuerdas de Diego. Tras ello el tiempo que seguía diluyéndose en el surrealismo que era el escenario, porque el surrealismo es lo que está por encima del realismo, decía que era momento de recuperar un tema del grupo anterior de Maui (Maui y los Sirénidos): Para no pensar.
Bambino, el rey de la rumba, fue un gran flamenco y un revolucionario que llevó la rumba más pura, más honda, a la radiofórmula y al público en general. Y Bambino fue también el tío de Maui, y la persona que la decía «sobrina, el tiempo no pasa, lo que pasa es la gente»; por lo que si Maui versiona el tema El reloj de su tío, además de ser un homenaje de una sentimentalidad cercana, es un placer para los que podemos escuchar esa canción correr por la cascada de voz de Maui y poder ver, con total claridad, no una cantautora y un guitarrista sobre las tablas de Margarita Xirgu sino poder visualizar con total detalle la estampa del cuadro La persistencia de la memoria de Dalí. Aplausos y más aplausos para tan mítico momento antes de que llegaran la maravillosas Soy una isla, seguida de unas alegrías flamencas y La noche perfecta.
El concierto llegaba a su fin pero antes había que disfrutar de una sorpresa, más que grata sorpresa, que era la de disfrutar, mientras Maui descansaba en camerinos, del tema La canción del necio, de Silvio Rodríguez, cantada por Diego Guerrero de una manera impecable. No podía faltar, en ese recital tan maravilloso que estaba ofreciendo Maui, la canción en la que en el disco Viaje interior colabora El Kanka: Dejarse llevar. Para esa canción la artista de Utrera se acompañó de su instrumento de formación, el violoncello, poniendo de esa manera más magia, más aún si cabe, a una noche para recordar. El concierto, que supo a poco porque el tiempo se diluyó en los relojes fundidos del arte, acabó con otro tema de Maui y los Sirénidos: Y soy tan feliz. El tiempo no existe, por culpa del tiempo no te pongas triste. El surrealismo está por encima del realismo. Maui está por encima del realismo para quitarle sentido al tiempo y diluir su arte por la estampa de la música.
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