Artista: Quique González
Lugar: Teatro Circo Price (Ronda de Atocha 35, Madrid)
Fecha: 10 julio 2016
Era la segunda noche que Quique González subía a las tablas del Circo Price rodeado, y muy bien rodeado, por Los Detectives. Tras el primer concierto del sábado 9 de julio llegaba el momento dedemostrar aquella máxima de la canción de Burning: los domingos los hicieron para bailar. ¡Y vaya si se bailó! El público de pie movía, todo lo que podía entre butaca y butaca, su cuerpo al son de la música y de las palmas, y Los detectives, Quique González e invitados movían sus caderas adelante y atrás sobre el escenario del Teatro Circo Price. Pero.. ¡cuidado! Estoy adelantando acontecimientos ya que eso ocurría a las 23.30h de la noche, pero a las 21.30h lo que ocurrió fue que…
Dos farolas más proclives a la penumbra y al misterio que a su función de iluminar una calle solitaria. Una cabina de teléfonos desde la que seguramente alguien había susurrado secretos a un auricular frío y gris, y una ventana, con su estor de laminas, dispuesta para la vigilancia anónima de la escena. Todo un attrezo propio de una película detectivesca entre el que se colocaban cables, instrumentos varios y micrófonos. Así se presentaba el maravilloso escenario diseñado por Silvia Fernández para el concierto de Quique González y Los Detectives. La noche amenazaba tormenta, y el juego de luces sensacional que hubo durante todo el concierto ayudaba a ello, y sorpresas. Y como en las buenas películas de cine negro todo el mundo intuía que allí algo iba a pasar, pero nadie se imaginaba la balacera de rock’n’roll que iba a comenzar puntualmente a las 21.30h. De haberlo sabido…
La hora acordada y la gente ocupando sus asientos en un Teatro Circo Price con muy pocas butacas vacías. Comienzan los aplausos cuando uno a uno Los Detectives ocupan sus lugares estratégicos y aparece en la escena Quique González. Ni una palabra, tan sólo música, primeros acordes de Los Detectives, la canción que abre el disco Me mata si me necesitas, y algún coro tímido llega desde el público para acompañar algunas frases de la canción. Primer aviso, los aplausos buscan las palabras del artista que vuelve a agarrar su guitarra y canta Se estrechan en el corazón. Ahora sí, buenas noches madrid, dice Quique González, y acto seguido comienza con fuerza Sangre en el marcador. Han sido tres canciones seguidas y a nadie le ha dado tiempo ni de respirar ni de tornar su cara de asombro en algún otro gesto más relajado. Llega uno de los momentos más especiales de la noche: Quique González presenta el próximo tema en sonar y a la persona que lo va a cantar con él. Charo, uno de los temás más atrayentes del disco Me mata si me necesitas, cantando junto a Nina del grupo Morgan. Tiemblan las paredes del recinto con los decibélios de los aplausos que el público dedica a Quique y sobre todo a Nina. Ha sido una interpretación alucinante y nadie ha quedado indiferente ante la voz de Nina, pero resulta que ella tiene escondidas bajo la manga algunas cartas que van a ganarle el poker de ases que lleva de mano la noche. Nadie puede imaginar lo que va a ocurrir. De haberlo sabido…
Ha sido un arranque de concierto con la violencia y la frescura de un vendaval. Quique González avisa que acaba con la canción Cerdeña la primera parte del show, que es la dedicada a la cara A del disco Me mata si me necesitas. Tras ella llega la tanda de temas con un cierto aire de literatura negra, y si la primera parte del recital ha golpeado al público hasta dejarlo con los ojos abiertos, esta segunda parte, con guitarras eléctricas dispuestas a hacer temblar hasta el último centímetro del suelo, es una ráfaga de fuego y energía. Kid Chocolate, Caminos Estrechos y aparece sobre el escenario
un refuerzo de lujo para Los Detectives: Álex Nashville. Dónde está el dinero hace que algunos espectadores se levanten de sus butacas y Tenía que decírtelo revoluciona a todo el público que canta junto a Quique González la canción casi entera. La gente aplaudía cuando Álex Nashville abandonaba el escenario y Quique González anunciaba una parte especial dedicada al disco Salitre 48. Quizá ni el propio Quique González esperaba que esta parte del concierto que llegaba iba a ser celebrada con tanta intesidad. De haberlo sabido…
Tarde de perros, La ciudad del viento y uno, dos, tres, grita Quique y comienza a rasguear la guitarra, muy folk, muy rock, y nadie reconoce, sin el punteo inicial, que está comenzando a cantar la canción Salitre. El público entona la canción entera y aplaude, aplaude y se rompe las manos con las sonrisas de felicidad. Y de repente… Nadie supo cómo pudo ocurrir. Nadie se lo esperaba. Ese momento. La noche entera se hizo eternidad y catedral de un alegato por la sensibilidad. De haberlo sabido. Quique agarra la guitarra y se va a una esquina del escenario, Edu Ortega en un rincón oscuro se coloca el violín sobre el hombro. De haberlo sabido. Y entonces ocurre. Nina se acerca al micrófono y canta De haberlo sabido. Y se cae la noche ante ella. Y me quedo sin palabras. Y un aplauso voraz consume cualquier duda en el silencio. De haberlo sabido…
Es complicado clarificar un caso cuando nadie quiere hablar, diría un detective ataviado con sus gafas de sol y su gabardina. Pero Quique necesita resolver y tras la emocionante De haberlo sabido arranca a tocar las canciones que componen la cara B del disco Me mata si me necesitas. Orquídeas, que dice que le recuerda a Madrid, Relámpago, en la que invita a subir al escenario a César Pop, No es lo que habíamos hablado, otra vez Nina haciendo de las suyas, y La casa de mis padres con un emocionante Papa, la casa huele a mama final con el que se rompe la garganta Quique. Emoción de nuevo. Y aplausos, muchos aplausos, mientras los músicos abandonan el escenario.
Eran las 23h de la noche de un domingo y del Circo Price no se movía nadie. Había sido una hora y media de pura energía, emoción y fuerza. Casi sin palabras entre canción y canción. Música y más música: ese es el lenguaje que hablan Los Detectives. Hay bises: Pequeño Rock&Roll junto a Guille Galván de Vetusta Morla, Su día libre, Clase Media. Se vuelve a quedar el escenario vacío y el público pide más bises. Ya había heridos, en el buen sentido de la palabra, pero todavía quedaba tiempo para darle otro pellizco a la piel del alma. El cantautor leones Fabián sale al escenario para poner su especial voz junto a la de Quique González y cantar de una manera brillante Aunque tú no lo sepas. Avería y redención hace al público levantarse de sus butacas y comenzar a bailar, para no parar de dar palmas y corear Kamikazes enamorados y Dallas – Memphis.
Seguramente todavía quedan balas, motivos y misterios por resolver, pero Los Detectives, junto a su jefe Quique González, deciden que ya es suficiente y es tiempo de bailar, como ya hace el público desde tres canciones atrás, y mover las caderas adelante y atrás mientras el Teatro Circo Price les dedica una gran, y merecida ovación. La cabina de teléfonos vuelve a comunicar, las farolas se apagan y unos cientos de sonrientes rostros invaden Madrid.