Álbum: Seremos
Autor: Ismael Serrano
Año: 2021
Cuando en abril del año 2021 Ismael Serrano publicaba su álbum Seremos quedaban atrás, además de lo evidente de una larga trayectoria musical recogida en 16 discos, siete años desde el lanzamiento del último trabajo de estudio (La llamada) y tres y cuatro, respectivamente, desde Todavía y 20 años Hoy es siempre, los últimos CDs editados que recogían algunos de sus mejores temas junto a algunas canciones inéditas. También, quedaban atrás en aquel abril del año 2021, los años de la pandemia, el confinamiento, la fragilidad y la incertidumbre de lo vivido y del replanteaminto de lo que pudiera quedar por vivir. Y son representativas ambas circunstancias, tanto el tiempo incierto vivido socialmente a nivel mundial como el hecho de que Seremos fuera el primer álbum de estudio tras La llamada, disco que, creo yo, puede marcar un punto de inflexión en la trayectoria del cantautor madrileño al ser un trabajo en el que las canciones, musicalmente hablando, quizá nazcan desde el ritmo y no desde la armonía y la complejidad melódica.
Seremos es un disco que, cumpliendo esa máxima que dice que la poesía es el diálogo del hombre con su tiempo que diría Antonio Machado en boca de Juan de Mairena, recoge, tanto en la parte musical como en el ánimo del mensaje, la verdad de un hacedor de canciones que intenta sintetizar lo vivido para vaticinar la incertidumbre futura que establezca respuestas relativas a preguntas absolutas. Y, así, Seremos se establece como uno de los álbums más personales de Ismael Serrano, aunque el cantautor de Vallekas nunca haya ficcionado su yo expositivo, desde la primera canción No soy, desde la que habla de dentro a afuera, hasta la liberadora Soltar, que le habla a él de fuera a adentro, que cierra el disco. En Seremos encontramos al escritor de canciones que duda y se busca en el espejo empañado (No soy, Un último acto de rebeldía, Soltar), se reconoce el amor en el que germina su capacidad de amar (Verte despertar, Cuando llegaron ellas, La primera que despierta) o hace repaso del recuerdo para construir, desde la individualidad del mismo, un relato colectivo (Porque fuimos, Cállate y baila, Silencio). También nos presenta Seremos, como pasaba en La llamada, una propuesta musical que nace desde el ritmo musical para hacerse adulta en el lirismo y en el mensaje y, en estos términos, su máximo exponente es Farenheit 451, seguido muy de cerca por Porque fuimos; sin desmerecer, por no tener un mensaje tan social y reflexivo como esas dos canciones citadas, a Silencio, Verte despertar o Un último acto de rebeldía. Se completa Seremos, como los ingredientes de un guiso que pueden pasar desaparcibidos en el paladar pero son esenciales en la receta, con una canción simpática con letra de Rodolfo Serrano como es Derramando nuestros sueños o la que puede parecer una canción menor, por su propuesta rítmica y de letra más propia de bis de concierto que de casi cierre de disco, pero que es absolutamente valiente como Adiós. Y si he hablado de la parte musical más desde el punto de vista compositivo o de propuesta como tal, también quiero resaltar, y aquí quiero reflejar que cuando pase un tiempo indefinido y volvamos a Seremos sabremos que este álbum es fruto y raíz del tiempo en el que fue compuesto y publicado, la importancia de los arreglos, impresionantes las cuerdas, que son invisiblemente presentes y que le confieren al trabajo un halo épico y solemne a partes iguales. Y por supuesto la importancia de las colaboraciones, no muy usuales (más bien todo lo contrario) en los discos de estudio de Ismael Serrano, que le dan a los temas el cariz deseado: Ede la complicidad y frescura en Cállate y baila, Litus el desparpajo y Clara Alvarado la tecnicidad vocal en Porque fuimos, Pablo Alborán la dulzura creíble en La primera que despierta y Jimena Ruiz Echazú la identidad e identificación en Cuando llegaron ellas.
En definitiva, Ismael Serrano lleva más de 25 años construyendo una carrera de obligada admiración siendo un cantautor referente tanto en el Estado español como en el continente americano, y con Seremos no hace más que reafirmarse en tal asunto y reafirmarnos a los que lo escuchamos. Si hace más de 20 años cantábamos eso de «mirarte a los ojos y recordarte que antes de rendirnos fuimos eternos», ahora al escuchar Seremos, tras un tarareo que apacigua, cantamos «y ahora a soltar, volemos alto. […] si fui feliz en el incendio, cuando tú y yo fuimos eternos».