Artista: Quilapayún
Lugar: Las noches del botánico – Real Jardín Botánico Alfonso XIII (Avenida Complutense, Madrid)
Fecha: 30 junio 2016
Decir Quilapayún es hablar de una parte de la historia de la Nueva canción chilena que nació en el país andino en la década de 1960. Decir Quilapayún es nombrar una parte muy importante de la historia del folclore latinoamericano, y a la vez pronunciar la palabra influencia para muchos cantores del continente que se extiende al otro lado del Atlántico y también para algunos de las tierras de la piel de toro. Decir Quilapayún es traer la memoria a alguien a quien nunca olvidamos: Víctor Jara. Decir Quilapayún es decir 50 aniversario de una agrupación que vino a deleitarnos con su repertorio el pasado 30 de junio en Las noches del botánico.
La Cantata Santa María de Iquique fue interpretada por Quilapayún al subirse al escenario. Una obra de 45 minutos donde la musica se va entrelazando con la historia relatada poniendo, con notas y silencios, énfasis a las palabras cantadas. Un claro ejemplo de una música que sostiene a una letra y la hace crecer o sabe apaciguarla dependiendo del mensaje a emitir. Los integrantes de Quilapayún son buenos músicos y tienen voces que se complementan perfectamente en el coro que todos juntos forman. El final de la Cantata Santa María de Iquique fue recibido por todo el público en pie y dio lugar a un descanso de unos minutos en la función. Tras el descanso llegaban los grandes éxitos de Quilapayún que hicieron las delicias del público: Plegaria a un labrador (de Víctor Jara), A California me voy, El tio caimán, Yo no canto por cantar (de Víctor Jara), la ranchera mexicana Carabina 3030, una canción instrumental y la emocionante Mi patria. Entre canción y canción los componentes de Quilapayún divertían al público con sus reflexiones y chistes. Iba llegando el final del concierto y era tiempo de hacer recordatorio al Che Guevara cantando la canción El aparecido de Víctor Jara, a la que siguieron los grandes éxitos La muralla, coreada por el público, El Malembe y de repente todos los espectadores comenzaron a pedir El pueblo unido jamás será vencido y Quilapayún engancharon el ritmo de las palmas y del griterío para hacer sonar las primeras notas de la famosa canción y cantar, junto a todos los asistentes en el recinto, la canción que dice: el pueblo unido jamás será vencido. Y así fue el pueblo estaba unido en la poesía, en la música y en la historia viva de la humanidad.
Parecía que con El pueblo unido jamás será vencido acababa el concierto, y así los integrantes de Quilapayún abandonaron el escenario. Pero había ganas de más y ante la petición popular no pudieron más que salir al escenario y brindar, según sus propias palabras, una canción de amor a Madrid. Entonces la noche se hizo instante, la luna se convirtió en un farol que irradiaba la sensibilidad y el recuerdo temblaba como una lágrima en un ojo que se niega a cerrarse aun estando en mitad de un sueño. Te recuerdo Amanda de Víctor Jara cerraba un concierto precioso y celestialmente ejecutado, hablando desde un punto de visto musical, por Quilapayún.