Doce de febrero. Úbeda. Año 1949. Andalucía. Sol de una sombra pasada. Calendario oscuro y un ángel afilando las fechas para buscar los rincones más oscuros de una España donde se prohibía todo menos el verbo prohibir. Vino la adolescencia, las lecturas y los libros que llevaban hacia Granada. Hojas secretas en la trastienda del pensamiento, amistad, La Alhambra y bajo ella estudiantes en pie de guerra. En París bajo los adoquines de La Sorbona había arena de playa, en la tierra de Lorca la playa se antojaba extraña en un pasaporte falso que tenía la palabra destino escrita en inglés. Luego Londres, vivíamos de squatters en un piso decía aquella canción en la que Eva tomaba el sol con la misma vergüenza que ropa. Cantarle el cumpleaños feliz a un Beatle y buscarse la vida para poder volver a una España, entonces ya casi sombra de un sol que había quemado demasiado la piel de la historia, que despertaba del bostezo del miedo. Madrid: Faro de Alejandría y hoguera de pasiones. De calle Tabernillas a La Mandrágora, Krahe, Alberto y los vahos alcohólicos de la amistad y el talento empañando el espejo de la noche. Una revolución, aquel disco, aquellas noches de concierto que todos añoramos. Al visitar las ruinas incas de Machu Pichu se preguntaba Ernesto Guevara si se puede añorar algo que nunca se ha vivido. Cada vez que paso por el Lamiak (antigua Mandrágora) en La Latina me hago la misma pregunta que el famoso guerrillero. Y volviendo al maestro…. luego vino la fama, Tirso de Molina, estremecernos con versos y acordes y charlarle al amanecer de tú a tú. Un genio. Un poeta maravilloso. Un pétalo de lluvia en los días de tristeza. Un tren atravesando el paisaje del amor. Un imprescindible. Simplemente SABINA. Feliz cumpleaños, larga vida y gracias por tanto.
Para felicitar a Joaquín la canción que Valderrama le dedicó: Quién te lo iba a decir.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=WBsdIEpDDnQ&w=420&h=315]