Tal día como hoy, 16 de agosto, del año 2006 encontraban muerto a Hilario Camacho en el cuarto de baño de su casa en Madrid. Junto a él una carta de despedida que, según declaraciones de sus amigos cercanos que tuvieron acceso a ella, cargaba contra los dirigentes del mundo musical tildándoles de estafadores. Bien es cierto que yo personalmente no me atrevo a decir en firme si Hilario se suicidó o no; ya que aunque lo haya podido pensar muchas veces por las circunstancias (Hilario parecía una persona atormentada y también un hombre poseedor de una reflexión vital introvertida, además del hecho de que una carta de despedida estuviera junto a su cuerpo frío cuando le encontraron), nunca he leído en ningún artículo ni texto sobre su muerte la confirmación del fatal desenlace por modo propio y sí que, en cambio, he leído que un fallo cardíaco provocó que Hilario Camacho cayera al suelo y se golpeara la cabeza contra la bañera.
El día de la marcha de Hilario coincide con la fecha, pero del año 1977, en la que El Rey del Rock&Roll Elvis Presley se íba también del paraíso de Graceland al parnaso eterno. Una casualidad no tan casual. Y lo que me resulta aún más casual es que siempre pensé que Elvis se había suicidado, que la muerte de El Rey del Rock&Roll había sido consecuencia de una sobredosis de fármacos y droga, pero resulta que durante este fin de semana escuchando un programa sobre Elvis en la radio (desgraciadamente no recuerdo el nombre del programa, y creo que la emisora que estaba sintonizada en mi equipo de música era la Cadena Ser) dijeron que su novia Ginger Alden lo encontró tumbado en el cuarto de baño en posición fetal (igual que Hilario) y que los médicos establecieron que su muerte fue por culpa de un paro cardiaco (aunque éste fuera provocado por la ingesta de miles de pastillas que le habían sido recetadas en los últimos dos años de su vida). Esta nueva información sobre la muerte de Elvis Presley que recibí estos días atrás me hizo pensar en la marcha de Hilario, ya que en cierto modo siempre he estado muy receloso de no saber al 100% la razón de su muerte. ¿Pero qué importa el cómo de su muerte si seguimos sin saber responder al por qué? Quizá el mundo, como pastillas a Elvis su médico el Dr. Nichopoulos, le había recetado a Hilario Camacho demasiados desencantos en los últimos años de su vida. Quizá. Sea como fuera hoy, como el resto de días de estos dos últimos diez años, recordamos a Hilario a través de su legado musical y combatimos la rabia de no tenerle vivo con una de sus canciones. El tema que he elegido es Soledad y silencio, ya que creo que al escuchar ahora a Hilario Camacho cantar cualquiera de sus canciones siempre pienso «y yo me ilusiono que tú estás conmigo».
Soledad y silencio
(Pedro Barral / Hilario Camacho)
Disco: La estrella del alba
Soledad y silencio;
de no estar contigo;
aunque me acarician
el viento y el trino
del jilguero que todas
las mañanas viene
a decirme su canto
en las ramas del pino.
Y yo me ilusiono,
y yo me ilusiono,
que tu estas conmigo,
que tu estas conmigo……(bis)
La música es un triste negocio y él puso el corazón dónde otros sólo buscan dinero. Eso fue lo que lo mató. Nadie deja una nota así si no decide irse para siempre de un mundo tan cruel, demasiadas veces, para los soñadores.
Ojalá se supiera la verdad. Hilario merece que se le haga justicia y tener su verdadero lugar en la música y en una calle en Madrid que lo recuerde siempre.
Nosotros no dejaremos de tenerlo presente.
Me encantó el post.
Saludos.
Laura.
Gracias, Laura.
Ojalá esa calle por la que podamos caminar soñando.
No sé si decir o no por desgracia, pero la autopsia demostró que Hilario se había suicidado.
Hilario nunca entendió la obsesión de las discográficas por las ventas masivas porque estaba convencido de que el pueblo no siempre entendía o recibía la música que podía amar sino aquella que se le ponía delante como en un escaparate.
De ahí que sus grandes éxitos fueran sorpresas inesperadas recibidas con agrado, no se sabe bien por qué, por la gente que llamamos «el pueblo».
No sé si decir o no por desgracia, pero la autopsia demostró que Hilario se había suicidado.
Hilario nunca entendió la obsesión de las discográficas por las ventas masivas porque estaba convencido de que el pueblo no siempre entendía o recibía la música que podía amar sino aquella que se le ponía delante como en un escaparate.
De ahí que sus grandes éxitos fueran sorpresas inesperadas recibidas con agrado, no se sabe bien por qué, por la gente que llamamos «el pueblo».
Hola, a mí realmente ya no me importa si Hilario se suicidó o no. No soy como Thomas Mann, que afeó la decisión de Stefan Zweig de suicidarse. La canción que has escogido para recordarlo es simplemente preciosa. Los años irán depositando sus mejores canciones a disposición de quien quiera oírlas. Yo precisamente estoy preparando un programa sobre él para Radio Vitoria. Hilario Camacho fue muy importante a mis 18 años, y me consta que también para mucha gente. Eso no es casual. Puede que no vendiese mucho, puede que no llegase a tener la repercusión que se merecía, puede que no pudiese más… Descanse en paz.