Álbum: 500 noches para una crisis
Autor: Joaquín Sabina
Año: 2015
Sucede a veces que uno vuelve a un lugar donde fue feliz, aunque la canción diga <<que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver>>, y una nube de añoranza cubre el paisaje y te sientes en la necesidad de, ya que estas en ese espacio del pasado, repetir las acciones que acostumbrabas a hacer allí. Pongamos por ejemplo que uno vuelve a ese río donde de niño se bañaba, y florece la necesidad imperiosa de lanzar una piedra, al igual que años atrás, y verla zambullirse en el fondo de ese agua que es el reflejo de otra época. El lanzamiento no será tan espontáneo como entonces, ya que será más calculado y minucioso, pero a la vez llega más lejos y tiene más fuerza porque es una repetición mejorada. Y, cuando la piedra rompe la quietud de la corriente del río, la felicidad estalla, quizá en forma de sonrisa, porque recuperas un resquicio de un tiempo ya perdido, y, a la vez, te das cuenta que lo que te colmó de alegría hace años te sigue reconciliando contigo mismo en el momento actual.
Esa piedra lanzada, ya siendo adulto, al río de la niñez es el disco 500 noches para un crisis: una repetición mejorada del disco 19 días y 500 noches. Un repaso de aquellas canciones que cubrieron al cantautor Joaquín Sabina de gloria (aún más de la que ya tenía) grabadas en directo en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires durante los conciertos de la gira homónima al título del disco. 500 noches para una crisis son más de dos horas de música en un repertorio compuesto por doce de las trece canciones del álbum 19 días y 500 noches, se queda fuera la maravillosa Como te digo una «co» te digo la «o», más once de sus mejores composiciones (Conductores suicidas, Y sin embargo, La canción de las noches perdidas, Con la frente marchita, Más de cien mentiras, Princesa, Tan joven y tan viejo, Contigo, Pastillas para no soñar, La canción de los buenos borrachos y Peces de ciudad), así como una versión, adaptada al castellano por el mismo Sabina, del It ain’t me, babe de Bob Dylan (Ese no soy yo). Igual que las canciones lucen de otra manera en directo, es interesante en este disco poder escuchar dos temas (Peces de ciudad y De purísima y oro) grabados no durante sl concierto sino durante la prueba de sonido: directo al fin y al cabo, pero con otro tinte ya que son interpretados sin miles de pupilsa mirando al escenario y miles de voces coreando a la par que el artista. También remarcable la versión de El caso de la rubia platino que canta Jaime Asúa, así como la maravillosa voz de Mara Barros en Y sin embargo te quiero / Y sin embargo. Pero no son Mara y Jaime los únicos que cantan temas en este disco, porque los fieles escuderos del flaco de Úbeda, Pancho Varona y Antonio García de Diego, interpretan, respectivamente, Conductores suicidas y Tan jóven y tan viejo.
Si a finales del siglo pasado disfrutábamos con la piedra, que resultó ser una bella esmeralda, que Joaquín Sabina lanzaba al río creando coronas de agua sobre su propio reflejo, hoy, con el disco 500 noches para una crisis, podemos ver a un Sabina, cuyo reflejo sobre el río es diferente al del año 1999, lanzar la piedra preciosa, ya pulida, de nuevo contra la calma cristalina que nos tiene empapados y temblando de emoción.