La otra noche fui al cine a ver el documental Labordeta, un hombre sin más y salí de la sala, por cierto tristemente muy poco llena, con la sensación de que se había hecho un gran documento cinematográfico sobre El abuelo. Un trabajo que creo que puede saciar a los que seamos muy admiradores de la obra de Labordeta, como es mi caso, y a los que no ubiquen a Jose Antonio más allá del cantautor ese que también fue el político que dijo el «a la mierda» y que paseaba el país con una mochila. Y esto lo digo porque no solo presentan a la persona que hay detrás del personaje desde un punto de vista emotivo, sino que hablan de esa persona para explicar algunos actos del personaje, y sobre todo para que se vea la importancia que ese personaje ha tenido y va a tener en nuestro historia política, musical y social. Así que, desde esta web, mi aplauso por el gran trabajo a Paula Labordeta y Gaizka Urresti como ideólogos y realizadores de este documental Labordeta, un hombre sin más.
A partir de unos diarios encontrados por Juana de Grandes, viuda de Labordeta, que engloban los años entre 1964 y 1978 el documental nos hace un recorrido por la vida de Jose Antonio Labordeta y sobre todo nos muestran al hombre sensible y dubitativo, en extremos que rozan el desánimo y la depresión, que sorprende en esa faceta tanto a su viuda como a sus hijas durante al documental como a los espectadores que, creo, siempre creímos que detrás del gran intelectual que era Labordeta había un hombre tan recio como el personaje que fue. Humaniza este documental al personaje sin duda, pero sobre todo muestra, y esto es esencial a la hora de entender obra y milagros de alguien, que detrás de un gran creador, que no es más que alguien que se plantea el mundo de otra manera y quiere contarlo presentando sus preguntas, suele haber una persona que sufre de una sensibilidad tal que ésta le lleva a la composición de buenos poemas y canciones, así como otras expresiones creativas más enfocadas a la convivencia social como es el caso del abuelo, pero también al debate interno continuo sobre la fragilidad de la vida y la perseverancia de los actos. Es Labordeta, un hombre sin más un documental esencial para entender que El canto a la libertad, usando esta canción como emblema de su obra, no es fruto de la casualidad o de un destello de inspiración, o que el aragonés campechano que llegó a ser Diputado no apareció de la nada por arte de magia sino que detrás hay una vida de lucha y entrega por su pueblo y sus ideales.
El documental comienza de manera magnífica con el reconocimiento popular que hubo en la capilla ardiente cuando murió Labordeta, y acaba, en su contraposición y con un gran simbolismo, en la casa de campo familiar recordando, de otra manera y a la vez de la misma de lo que ocurre al comienzo de la película, a su marido, padre y abuelo Jose Antonio. Durante esos dos momentos hay imágenes del pasado, recorridos por los lugares que Labordeta transitó y vivió, emocionantes conversaciones de madre e hijas, amigos y personas que acompañaron al abuelo en sus múltiples facetas (educador, cantautor y político) brindando testimonios y recuerdos, y sobre todo la fehaciente verdad que es la importancia que tuvo el gran aragonés en los últimos años en la historia ya no sólo de Aragón sino de toda España.
