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Iñigo Coppel en Galileo Galilei (3 junio 2015)

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Artista: Iñigo Coppel

Lugar: Sala Galileo Galilei (c/ Galileo  100, Madrid)

Fecha: 3 junio 2015

Volvía Iñigo Coppel al escenario de la Sala Galileo Galilei para cerrar temporada, darle fin al maravilloso disco En el Olympia y prometer que tras el verano tendremos más canciones y la preparación de un nuevo álbum. Volvía el juglar vasco al mítico escenario madrileño bien acompañado: por delante de él un centenar de personas dispuestas a disfrutar del que prometía ser un buen concierto, a los dos lados del micrófono Manu Clavijo al violín y Jairo Martín al piano, y por detrás de su voz y de su guitarra voladora un bagaje de tres discos y un puñado de canciones inéditas cargaditas de ironía y sentimiento.
Arrancaba el concierto puntual con el tango Por una cabeza de Carlos Gardel rasgando el silencio, ya habitual en los conciertos de Coppel. Aparecía Iñigo con su flamante guitarra eléctrica y llegaba la primera sorpresa: empezaba el recital con una versión de Las calles de Madrid del rock and roll star Loquillo. Un homenaje a la ciudad que acoge al artista bilbaíno, un abrazo musical a una parte importante de nuestra historia rock como es Pepe Risi, y una manera espectacular de caldear el ambiente. Subían Manu Clavijo y Jairo Martin para acompañar a Iñigo Coppel en Madrid para cuerdos y bienhechores, el inédito tango ¡Éramos tan jóvenes!, Ver a un amigo llorar (versión de Voir un Amie Pleurer de Jacques Brel) y en otra canción nunca publicada llamada A mayor gloria de nadie. Seguía a la nueva A mayor gloria de nadie una balada inédita basada en una noticia que Coppel, los cantores deben ser cronistas como lo son los diarios o los noticiarios, había leído en los periódicos sobre un ajusticiamiento en Irak aplicando la Ley Sharia.IMG_0888
Se echaba el juglar, demasiado rockero para ser cantautor, la guitarra al hombro para cantarnos y contarnos la historia de Johnny El Rata. Pero no sólo de canciones nuevas vive el hombre, porque el hombre como un árbol que da sombra y nos reconforta tiene una raíz que es historia pasada y soporte de los nuevos brotes. Canciones como el Blues hablado sobre el mayor fan de Bob Dylan del mundo, Anoche hablé con Jesús (¡Maravillosa manera de tocar la guitarra la de Coppel!) o la perteneciente al último disco, En el Olympia, Oiga, que hubieran estudiado.
Si el concierto comenzaba con una versión de Loquillo ahora seguía con otra versión, esta vez del grupo Los Enemigos, llamada Odio a los number one. Tras ella otra canción nueva con una tonalidad que me hacía imaginar a un juglar con un laúd en mano cantándole a la intemperie del amor. Serenata para C, Laura y las desventuras del joven Coppel, el irónico y divertido Tango del amante traicionado. «Uno debe aprender a levantarse de la mesa cuando el amor ya no está siendo servido» decía el vasco para presentar la canción 14 de enero que, por intensidad y fulgor de entrañas, significó uno de los momentos más impresionantes de la noche. Iñigo Coppel viaja a la Edad Media sonaba en la Sala Galileo Galilei para demostrar, una vez más, que Coppel es un gran contador de historias que en sus composiciones despliega una imaginación y un sentido del humor digno de alabar. Si algún día yo muriera era el precedente a la última canción del concierto El tiempo lo cura todo, con la que el artista vasco nos sorprendió con una nueva letra en las estrofas.
Había sido un recital magnífico e indudablemente ninguno de los que allí estábamos sentados queríamos irnos a casa sin pedir un bis. Pero no íbamos a ser complacientes con Coppel, y el bis iba a ser a base de peticiones y no con canciones preparadas en un tracklist. Así que Iñigo Coppel, guitarra voladora en mano, tuvo que, con una amplia sonrisa que iluminaba la felicidad de toda la sala, hacer un gran ejercicio de memoria para brindarnos, para cerrar una gran noche, el regalo de cantar Nostradamus no me jodas, Esto es lo que parece y el poema que da título al último disco: En el Olympia.

Uno se pasa todo el año esperando a que llegue el verano, el tan ansiado periodo vacacional, y que septiembre pierda en el mar toda la arena del reloj y nunca llegue. Pero por culpa, bendita culpa, de Iñigo Coppel ahora una parte de mí desea que el verano pase rápido y pronto llegue la nueva temporada de conciertos del talentoso juglar vasco.

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3 COMENTARIOS

  1. Mil gracias, Enrique. Es una canción muy bonita que le he escuchado a Coppel en varios conciertos. Creo que merece el vídeo que lo publique en una entrada para que los lectores de El corazón al viento disfruten de ella… 🙂

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