A Lorena le habían roto el corazón. Es posible que también se lo hubieran roto a alguna otra persona de las casi dos mil que llenaron el Circo Price el sábado 11 de junio, pero fue ella, Lorena, quien levantó la mano cuando, tras varias canciones desde el comienzo del concierto, Ismael Serrano desde el escenario preguntó «¿Hay alguien aquí al que le hayan roto el corazón?». Y así a Lorena el cantautor le dedicó una canción y también le dedicó durante la noche algunas atenciones, en un ejercicio exitoso de convertir el amplio recinto en un pequeño café como en los que tocaba él hace 25 años. Fue inteligente Ismael en hacer cercanía entre artista y público, con el humor exacto sin abusar e incomodar a Lorena, ni estirando el chicle de (auto-)reirse del cliché del cantautor pesado y de lo cortavenas que es el género. Colocar al público en el lugar, en el paisaje, que nos gustaba estar (el pequeño café cómplice y cercano), y sobre todo que nos gusta recordar que estuvimos ahora que estamos en otros que nos apasionan (los grandes recintos donde junto a ti tararean las mismas canciones otros miles de personas). También fue inteligente, emocionalmente inteligente, Ismael en su propuesta de concierto con su repertorio exquisito con algunas viejas canciones, muchas de ellas replanteadas desde otro lugar musical más rítmico, y algunas de discos más actuales, y en su puesta en escena de cantautor que no se parapeta detrás de una guitarra sino que hace del escenario un salón con chimenea y ventana al norte, y se rodea de colaboradores que han sido consortes en los inicios, referentes en los sueños, compañeros de profesión y jóvenes que aprendieron a tararear en su cobijo. Entre las colaboraciones destacar sin duda la joya de ver a Ismael Serrano junto a Miguel Ríos cantando el Todo a pulmón o la fuerza de Litus, devorando canción y escenario, en Porque fuimos junto a Clara Alvarado, la guitarra distorsionada y excepcional de Juan Aguirre de Amaral en El día de la ira o la emocionante y delicada colaboración de Conchita en una revisada musicalmente Sin ti a mi lado. En definitiva, esto es lo que hizo Ismael: colocarse a él en el lugar, en el horizonte, que quiere estar y en el que confluyen las luces de un apasionante viaje que ya dura más de 25 años. Quizá Lorena salió del Circo Price con el corazón menos roto, o al menos con los latidos más acompasados a los de tantas otras personas que no olvidamos las canciones, donde fueron cantadas y donde son cantadas, pasen los años que pasen.
