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Capitol

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Álbum: Capitol

Autor: Revolver

Año: 2017

 

La soledad de una habitación de hotel y el anonimato de colocar un ojo tras el cristal y entre las cortinas le permiten a uno dos cosas: sentirse ajeno al mundo y mirarlo desde la alturas o, por el contrario, como ha hecho Carlos Goñi en su disco Capitol, aprovechar las vistas desde el Hotel Capitol de Madrid para escribirle a la ciudad, a las gentes que hacen de lo artificial algo habitable y de lo social algo mundano, y también escribirle a las calles que le recorren a él por dentro, a las multitudes que son sentimientos y a la avenida de doble sentido que es el amor.

Tras más de veinte años componiendo canciones y haciendo de muchas ellas la banda sonora de la vida de dos o tres generaciones, Carlos Goñi, alma mater de Revolver, sigue siendo un trabajador incansable en el oficio de hacer canciones y lo ha demostrado con un gran disco llamado Capitol. Un disco cargado de fuerza musicalmente hablando, que combina una lengua afilada cuando algo incomoda y la más dulce manera de contar las cosas cuando en asuntos de amor se trata. Más tequila arranca el disco y muestra las intenciones de un Carlos Goñi que no tiene intención, como nunca la ha tenido, de callarse y quiere poner a cada uno en su lugar sin medias tintas ni bocas cerradas. Es Más tequila un buen retrato del snobismo que puebla la gran ciudad, un slow rock con toques de acordeón y coros que nos transportan al bar desde el que Carlos está pintando la estampa que nos canta. Y si decíamos que en Capitol Carlos hace gala de una honestidad en el mensaje no ocultando su lengua afilada así lo encontramos en el mangnífico relato Ángeles de alas sucias, que nos recuerda un poco a Calle Mayor, y en BlackJack que siendo una canción marca Revolver (esas guitarras combinadas con los metales creando una cadencia solo propia para que entre en ella la característica voz de Carlos Goñi) da un buen repaso a los últimos años de la sociedad de su ciudad y de todo el Estado español. Pero también hay tiempo para el amor en las bellas Sin Barcelona y Frío en Madrid, así como en la picante Campanilla. Y por supuesto para el homenaje al gran actor José Sacristán en la sentida Sacristán de sacristanes. Y si el disco se cierra con un gospel como Magnolia Lane antes de eso hay tiempo para reflexionar sobre los sueños rotos en Mustang Shelby y toda una declaración de intenciones en La vanidad: «porque al final uno debe ser el hombre que nació para ser». Y así Carlos Goñi seguramente nació para ser coherente, comprometido con cantar lo que siente que debe contar y realista, y así, como ya ha hecho en discos pasados (recuerdo aquella dolorosa Lo que Ana ve) en Capitol le dedica una canción, terriblemente dolorosa porque el autor juega con la dulzura al contar la historia para dejar al oyente con la rabia que él sintió seguramente al escribirla. Hablo de la canción Cerraré los ojos que habla de los abusos a menores.

La gente en los hoteles se suele llevar el champú, las toallas y alguna que otra botella de mueblebar, Carlos Goñi se llevó del Hotel Capitol de Madrid un disco con catorce temas que nos estremece a ratos, nos suministra un chute de energía a otros y sobre todo nos obliga a escuchar una y otra vez.

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