Álbum: Huesos de mar

Autor: Cristina González Narea

Año: 2014

El mar es un incesante ejemplo de libertad y de vida. Un inmenso espacio, cofre de sorpresas, que separa las tierras y los orígenes. El mar es el algodón sobre el que barcos e ideas posan sus historias y su poesía. El mar está lleno de peces y de maremotos. Los peces pinchan con sus espinas el globo de la memoria. Los maremotos nos sacuden y nos hacen dudar de nuestro rumbo. El mar nos espera engañosamente impasible para calarnos hasta los huesos.

Al igual que un cuerpo no se mantiene si sus huesos no son lo suficientemente robustos para sujetar tanta certeza, el conjunto de discos publicados en el año 2014 no se mantendría si entre ellos no estuvera Huesos de mar de Cristina González Narea. Es Huesos de mar un buen disco en el que se mezclan diferentes aguas: algunas son bravas con música de blues, otras son calientes como la música de autor, otras son aguas vivas de música andina, otras son apacibles y eternas como el folclore, y otras son aguas de corriente infinita y libre como el rock. Cristina González Narea nos ofrece en este nuevo álbum, Huesos de mar, once canciones (doce en total si contamos la pista extra con los agradecimientos) que nos traen desde Santiago de Chile a Madrid (y/o viceversa): remolinos de viento, madera en el aire, electricidad en las guitarras, calcio, nylon, percusión, y letras que calan en la arena de nuestro oído como la espuma mancha la playa cuando la ola rompe en la orilla. Hay en este disco un despliegue de libertad y de vida, sonidos que irradian optimismo como en la primera canción Más allá, o como en HIja de madre y tierra o Nuestro paraíso. Encontramos también, en Huesos de mar, temas más íntimos como Historias, Óyeme, Blues del viento o la ecléptica Página en blanco que nos mecen con lentitud y belleza, Cerro de los placeres es todo un maremoto, huérfano de peces, que revoluciona a cualquiera y se erige, para mi parecer, como una de las mejores canciones del álbum. Y aunque pongo mucho hincapié en la variedad de sonidos que tiene este trabajo de Cristina González Narea, no quiero olvidar las letras que Cristina, como poeta que es, cuida mucho para tejer las redes, que son lanzadas sobre este Huesos de mar, para pescar buenas canciones como la poética Atmósfera, la rabiosa Cuál es la ley o El río nunca se cansa.

Es Huesos de mar un mar de huesos, una ondulado vaivén de historias, una manera de calarnos hondo, un cuerpo lleno de sal y de certeza, una inundación de sentimiento, una unión entre el folclore y la canción de autor. Es Huesos de mar un horizonte al que mirar, y como dice la canción Nuetro paraíso: <<el horizonte es la inquietud, la poesía donde estoy>>.