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Óskar Expreso

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Creo que cuando se descubre a un cantautor o a una cantautora y se quiere decidir si te gusta o no, todo se resume en dos circunstancias: que sea nuevo (quiero decir que te sorprenda) y que a la vez te suene a algo conocido (que sus canciones, como una magdalena de Proust, te lleven al recuerdo de las que siempre escuchaste de otros cantautores y otras cantautoras). Es simple. Y es complejo a la vez en tanto en cuanto a su contradicción. Como si uno deseara coger un tren que te lleve lejos, muy lejos, a un lugar soñado, y a la vez esperarlo en el andén de cercanías y montarse en él, en ese tren que te lleve lejos pero para en el andén de comarcales, sabiendo que lo mejor que puedes hacer, y que quieres hacer, es volver esa tarde a casa y no a un destino desconocido. Y también creo que Óskar Expreso resuelve con sus canciones tan compleja paradoja.

Óskar es uno de los cantautores que he descubierto en los últimos años que más me han impresionado. Recuerdo que la primera vez que le ví sobre un escenario fue como guitarra y cantante del grupo Barriokandroll y si él me dijo poco individualmente, quiero decir más allá de una voz con una fuerza impresionante, sí que la banda me gustó cantidad porque eran unos chavales muy jóvenes, con mucho arrojo musical, que hacían un rock puro casi anacrónico que me recordaba mucho a Leño o, salvando algunas distancias, a Los Ilegales. Luego, pasado el tiempo, le ví por algún micro abierto de Madrid con su proyecto personal de cantautor bajo el nombre de Óskar Expreso y ahí me cautivó de sobremanera. Por su honestidad, su manejo de la guitarra entre la armonía tradicional de la trova y la víscera del rock de autor, sus letras que huían del moñismo vacío del me quiere y/o no me quiere del cantautor que busca más el eco del aplauso que la verdad de la expresión, y por supuesto su voz que entroncaba con su pose humilde y a la vez certera ante un micrófono. A partir de ahí le he visto en concierto varias veces y siempre he encontrado frente a mí a un tipo que sabe respetar a los maestros de la canción (y no solo me refiero a que versione a Víctor Jara o a Silvio Rodríguez en sus bolos), que vierte a borbotones personalidad en sus temas de tizne social y sanguinolento y que puede mirar de frente, con una mirada limpia en el presente y amplia hacia el horizonte, a lo que canta.

No sé cuándo podremos disfrutar de un disco de estudio de Óskar Expreso, pero sé que cada vez que toque él es una propuesta cantautoril digna de ser disfrutada y escuchada. Hasta entonces, hasta que llegue un trabajo editado, escucho en bucle, y animo (casi imploro) a cualquiera que le gusten las buenas canciones, los temas que hay de él en youtube en Sesión de Micros Abiertos (Luna y El gen) y en el concierto de Vallekanta del año 2021.

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