Artista: Andrés Sudón y Marta Plumilla
Lugar: Sala Galileo Galilei (Calle Galileo 100, Madrid)
Fecha: 3 julio 2017
Tenía claro lo que es el Síndrome de Stendhal, ese estado emocional que te provoca estar ante algo bello que supera a tus sentidos y que tiene su origen cuando el que nombra al dichoso síndrome (Stendhal o Henri-Marie Beyle) lo experimentó por primera vez a principios del siglo XIX al visitar la basílica de Santa Cruz de Florencia. Y digo que lo tenía claro porque desde el pasado 3 de julio, tras haber asistido a la presentación del sello Malvadas Ardillas en la Sala Galileo Galilei, me rebato conmigo mismo en la definición e incluso en los efectos del citado síndrome. Lo que experimenté en la Sala Galileo Galilei el 3 de julio con el concierto de Dudas Pop de Andrés Sudón (como a él le gusta fue una interpretación del disco de principio a fin, incluída la participación de Javier Álvarez en ¿Dios? y el maravilloso piano que Laura Pedreira puso en la canción Personas) y la lisérgia escenográfica que nos ofreció Marta Plumilla me ha hecho pensar mucho en las apuestas artísticas que superan a tus sentidos y a rebatir el significado clásico griego de la belleza que venía a equiparar la belleza con lo simétrico, con lo calculado y con la formas exactas. El canon de la belleza. Pues a tomar por el culo el canon (hablando en plata, claro). Por un lado el pasado lunes 3 de julio con Dudas Pop pude viajar, con los ojos cerrados y los párpados abiertos, al mundo de fantasía (de nuevo esa mezcolanza de sonidos y «ruidos» como ya pasó en la Sala El Juglar hace unos meses) que Andrés Sudón regala con sus arpegios de guitarra que son puñales de gominola y sus uñas largas, larguísimas, que arañan lo más intrínseco de la emoción de la canción de autor. Y por otro lado la locura, maravillosa locura, de teatro, música e inocencia programada que ofreció Marta Plumilla con sus canciones (acompañada de un elenco de monstruos, y los voy a definir así porque ya Marta nos cantó cómo domesticar un monstruo y es una palabra que puede definir perfectamente las dotes musicales de Andrés Sudón, Juan Fernández Fernández y César Pop, así como el aspecto estrambótico de las personas que acompañaron a Marta con sus performance sobre el escenario). Y es cierto que podría alargar esta crónica, con frases llenas de palabras que quedarían vacías porque que ni de lejos podrían describir el síndrome de Stendhal que sufrí, que disfruté más bien, el pasado 3 de julio. El síndrome de Stendhal que ahora voy a llamar el Síndrome de Malvadas Ardillas. Comparto con los lectores el vídeo del concierto para que disfruten con la presentación de Malvadas Ardillas con Andrés Sudón y Marta Plumilla, aunque el cibervisionado quedará a una distancia de galaxias del mundo real e irreal que se vivió en la Sala Galileo Galieo. Cuando mis párpados se cierren y pueda volver a abrir los ojos los cerraré para soñar que he superado el Síndrome de Malvadas Ardillas.